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Prohibir conduce a militarizar: De la Fuente, por regular marihuana

Agencias. México, DF. Al cuestionar el enfoque prohibicionista del Estado frente al problema de las drogas, Juan Ramón de la Fuente, exsecretario de Salud, se pronuncia en favor de una respuesta positiva del gobierno mexicano para el uso de la marihuana con fines terapéuticos.

“Me parece muy, muy lamentable, casos como los de la niña Grace, que todos conocimos, y otros niños con epilepsias muy severas, cuyos padres desesperados van a un juez a solicitar un amparo para poder importar alguna de estas sustancias. Creo que México tendría que abrir esa legislación”, señala.

“(Los padres) tienen que ir a Estados Unidos, comprar estas medicinas, traerlas ilegalmente a México porque no está permitido, para dárselos a sus niños. Me parece que esto tendríamos que abrirlo. Y la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) y la Secretaría de Salud, honradamente, no sé por qué han estado tan resistentes a la idea, si estamos importando otras sustancias como medicamentos para el dolor, como la morfina. ¿Por qué no hacemos algo equivalente (con la mariguana) para que esté controlado su uso por los médicos?”, se preguntó.

En entrevista con Excélsior, el exrector de la UNAM sostiene que la legalización que ha experimentado más de la mitad de Estados Unidos obliga a México a tomar en serio la posibilidad de esa ruta.

En la víspera de la presentación del libro Marihuana y salud, resultado del seminario a su cargo de estudios sobre la globalidad, De la Fuente sostiene que  “prohibir no resuelve”.

Argumenta que la descriminalización es el camino para que el Estado asuma la responsabilidad de una regulación ahora en manos del crimen organizado.

“(El prohibicionismo) es una posición donde lo que hemos dejado es que ese mercado, en lugar de que lo regule el Estado, que lo único que ha hecho es prohibirlo, lo regula el crimen organizado.

“Y lo que pretende una descriminalización es decirle al Estado no eludas esta responsabilidad, regula tú ese mercado, porque las drogas y la marihuana son nocivas –si fueran inocuas no serían drogas— y si lo dejamos en manos del crimen organizado va a seguir ocurriendo lo que está ocurriendo: el consumo se va a seguir disparando de manera totalmente incontrolable”, agrega.

Plantea que la prohibición conduce a la criminalización.

“Y tenemos cosas absurdas. Hay un estudio reciente del CIDE –que coordinó Catalina Pérez Correa—que muestra que hay, por lo menos, 150 mil jóvenes en las cárceles mexicanas por posesión de drogas. No por tráfico, no por producción. Y de esas, dos de cada tres por posesión de marihuana.

“Si bien no estoy de acuerdo como médico en que se usen drogas, sí levantaría la mano para decir que si alguien las usa, eso no lo hace un delincuente”, define.

Puntualiza que “de la criminalización pasamos a la militarización, a la guerra contra las drogas. Esa es la secuencia: prohibición, criminalización, militarización. Y ésta nos ha dejado un saldo terrible. Cientos de miles de muertos, desaparecidos, y una corrupción que, esa sí, me parece imbatible”.

Frente a esta situación, el exdirector de la Faculta de Medicina propone:

“Hagamos una reforma que permita que el Estado  participe, asuma responsabilidades, regule el mercado y, con el apoyo de expertos, nos pueda decir cuáles son los daños reales a la salud, cómo podría regularse su uso, quiénes podrían usarla, cuáles son los riesgos de usarla.

Y entonces empezamos a tener un cierto ordenamiento en lo que hasta ahora ha sido simplemente una posición prohibicionista”.

NUNCA PARA MENORES

¿Qué le puede decir la ciencia a la política y a los políticos, temerosos de meterse con un tema que la población identifica con el temor de que los jóvenes podrían ser presas de la drogadicción? —se le pregunta.

“En menores de edad, en el caso de la mariguana habría que decir no terminantemente. Hay una razón científica: el sistema nervioso central, hasta antes de los 18 años, todavía está en proceso de formación y se hace más vulnerable a un estímulo externo.

“Sería muy contundente en decir esto no puede permitirse en menores de edad, hay una razón biológica”, reitera el doctor en siquiatría.

Insistente en que él no recomienda el consumo, De la Fuente describe que, en el caso de los adultos sanos, el riesgo de caer en adicción si se usa mariguana es de 9%; de 15% si se bebe alcohol y de 32% si se fuma tabaco.

Son datos expuestos en el libro, producto del diplomado Mariguana y salud, el cual abordó desde la botánica hasta la farmacología de la planta, pasando por sus impactos sociales, internacionales, legales y clínicos.

“Hay que saber que un churrito de mariguana contiene más de 400 sustancias que son químicamente activas y pueden contener hasta 70 sustancias diferentes que tienen una actividad del tipo del tetrahidro canabinol, la sustancia que produce el mayor efecto en el sistema nervioso central”, describe.

Se trata, alerta, de “una planta compleja, hay que tenerle cuidado”.

Pero precisa: “¿Alguien se puede morir por consumir mariguana excesivamente? No hay un solo caso en la literatura mundial reportado. No hay una dosis letal. Sí lo hay para otras drogas, señaladamente las drogas más duras y el alcohol”, compara.

Explica que la ciencia tampoco ofrece evidencia de que el consumo de la mariguana conlleve al uso de otras sustancias. El punto en México, enfatiza, es que los dealers también ofrecen otras drogas.

“Si hubiera un mercado regulado, no habría ese narcomenudista que te estaría dando esos churros de mariguana, y una grapita de coca o unas pastillitas adicionales”, agrega.

“Le diría a los padres de familia que les preocupe que sus hijos puedan fumar mariguana: infórmenles, edúquenlos, díganles de qué se trata. No hay razón para ocultarles las cosas. La mejor forma de prevenir que incurran en ella como usuarios rutinarios, adictos en un momento dado, es que sepan con qué están lidiando, a qué se están enfrentando”, explica.

INCONSISTENCIA MEXICANA

Frente al cambio experimentado en 23 estados de la Unión Americana que aprobaron el uso de cannabis para fines medicinales, puntualiza que se trata de derivados procesados en presentaciones farmacológicas.

“Nadie está pensando que el doctor le va decir al enfermo: fúmese unoschurritos en su casa. No. Tampoco sirve para todo. Pero algunas cosas sí”, subraya.

En ese contexto, De la Fuente cuestiona la falta de definición para casos que requieren del fármaco.

Y califica como “una enorme inconsistencia” que mientras 23 estados del vecino país han legalizado su consumo para fines medicinales o recreativos, en una tendencia hacia la descriminalización total, que prevé como irreversible, “aquí seguimos, por la misma sustancia que allá se compra en una farmacia o en expendio autorizado, aquí seguimos dándonos de balazos”.

Por eso dice celebrar la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que impulsó el ministro Arturo Zaldívar porque, valora, abrió una puerta muy importante al defender el derecho a la autodeterminación, “a decidir lo que queremos hacer con nuestras vidas, en tanto no afecte derechos de terceros”.

Y, afirma, al permitir la producción de mariguana para consumo personal se abre la posibilidad de su regulación a nivel constitucional.

EN ABRIL, GRAN OPORTUNIDAD

Pionero en el impulso del uso del condón, cuando fue titular de Salud; activista en la defensa de la despenalización del aborto para que el Estado se hiciera cargo de evitar las muertes prevenibles por esa causa, De la Fuente pronostica que el debate sobre la mariguana estará por mucho tiempo con nosotros.

Cuestionado sobre cómo debe ordenarse esa discusión, sugiere:

“Hay que separar la parte de salud con la parte legal. Pero tiene que haber una interconexión. Me parece que la mejor forma de clasificar en este momento a las sustancias ilegales es en función de los daños a la salud. Porque eso nos permite tener una clasificación más racional que la que tenemos ahora.

“Hoy tenemos una arbitrariedad. Decimos el tabaco y el alcohol son legales, todas las demás son ilegales. Hay una cantidad de drogas nuevas, muy peligrosas, sintéticas, que son mucho más baratas. La regulación también debe implicar un control de costos y de precios”.

Y habla de sus expectativas en torno a la sesión especial a la Asamblea General de las Naciones Unidas, solicitada por Colombia, Guatemala y México, en el sexenio anterior.

De la Fuente lo intentó siendo secretario de Salud, de la mano de sus homólogos de Suecia y Portugal, a cuyo modelo en la materia califica como un referente.

Entonces no prosperó. Ahora, sin embargo, espera resultados para abril próximo.

“Estoy seguro que la Cancillería y las áreas correspondientes están ya preparando una ponencia que permita explicarle al mundo por qué lo solicitamos”, señaló.

Y augura que ya viene la flexibilización de las convenciones internacionales para dejar que los países puedan ir estructurando sus propios marcos jurídicos.

Fuente: Excélsior , difundido en http://eldemocrata.com/prohibir-conduce-a-militarizar-de-la-fuente-por-regular-marihuana/

El uso medicinal de la mariguana: un via crucis legal en México

Por: Jorge E. Linares Salgado (@jelinares)

Hace unas semanas nos enteramos del caso de Graciela Elizalde, una niña de 8 años que sufre una enfermedad neurológica que le provoca intensas e incontenibles crisis epilépticas. Al haber probado ya sin éxito todos los fármacos convencionales para combatir los efectos de la enfermedad, su médico tratante sugirió el uso de un medicamento experimental a base delcannabidiol (CBD), una de las sustancias de la mariguana, pero que no contienetetrahidrocannabinol (THC), que es el compuesto que provoca los efectos psicoactivos. El problema al que ha tenido que enfrentarse la familia de Graciela es que la mariguana, siendo una planta prohibida por la Ley General de Salud en México, no puede ser importada más que con un permiso especial que tiene que conceder la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Cualquier médico que recete algún medicamente derivado de la mariguana estaría cometiendo un delito federal.

Una niña de Monterrey será la primera que consumirá legalmente marihuana en México. // Foto: AFP

Los padres de Graciela han tenido que librar por ello una batalla legal para conseguir el permiso, pues de lo contrario se arriesgarían a ser detenidos por narcotráfico si hubieran comprado el medicamento en Estados Unidos y lo hubieran introducido directamente. Se trata de una lucha para que Graciela sea la primera paciente en México que utilice de manera regulada un derivado de mariguana para fines medicinales. El 1 de septiembre pasado, un juez autorizó a los padres de Graciela la importación del medicamento mediante una solicitud de amparo. Sin embargo, el Consejo de Salubridad General impugnó la resolución bajo el argumento de que no existe “evidencia científica” que lo justifique. Asimismo, la PGR también interpuso recursos de revisión a la suspensión del juez para echar abajo dicho amparo. El abogado de la familia denunció que los funcionarios del Estado “están jugando un doble discurso: frente a los medios ofrecen apoyo, pero en tribunales están haciendo todo lo contrario.” (El Universal, 9 de septiembre). Como si lo que temiera la PGR es que se inicie un proceso para despenalizar los usos medicinales derivados de esta planta, y posteriormente se avance socialmente hacia la despenalización del consumo no medicinal.

Al parecer, la COFEPRIS autorizó en días pasados la importación de Estados Unidos del medicamento a base de cannabidiol. Según El Universal, Raúl Elizalde, el padre de la niña, se reunió con Mikel Arriola, presidente de la COFEPRIS, quien le comunicó que eso era posible apelando al artículo 132 del Reglamento de Insumos para la Salud, que establece la autorización de medicamentos que se encuentran en “fase experimental” y no tienen registro en México. Con ese recurso legal, sería factible también para muchas otras personas la importación y uso de medicamentos derivados de la mariguana. Pero quizá cada una de ellas tendrá que vivir el mismo via crucis legal.

El problema bioético de este caso no es si el medicamento será efectivo o no, o bien si conlleva riesgos para la salud de la niña, pues la evidencia empírica en otros casos similares de tratamientos en EE.UU. demuestra que sí es efectivo y sin efectos riesgosos; así que no había tal “falta de evidencia”. El absurdo de este caso, la concesión de un permiso extraordinario mediante un amparo judicial, deriva de la prohibición sobre toda una planta y para cualquier uso porque tiene otros usos “psicoactivos”; es decir, se basa en el prejuicio y el moralismo de doble cara del Estado mexicano, omiso en casi todo lo que debería regular y prohibir (comenzando por el narcotráfico en gran escala), pero que no permite que se empleen en fase experimental medicamentos derivados del cannabidiol. Las leyes mexicanas prohíben el uso de una planta por considerarla muy peligrosa, pero sin ninguna evidencia científica del daño real o no que sufren sus usuarios; se trata por tanto de una prohibición arbitraria que debería eliminarse, pues atenta contra las libertades básicas de los ciudadanos. Así es, poca evidencia científica se ha logrado acumular sobre los efectos del uso lúdico y/o medicinal de la mariguana, debido a que es una sustancia “prohibida”.

mariguana prohibida

No tiene sentido que la prohibición del comercio de sustancias psicoactivas impida el uso medicinal o no de los derivados naturales de plantas consideradas como “drogas peligrosas”. No es que la mariguana sea inocua (nadie lo ha sostenido con seriedad), pero tampoco se ha demostrado que fumarla habitualmente daña la salud (esto dependerá de las dosis diarias y de la respuesta neurofisiológica de cada persona); no obstante, los componentes de la mariguana en otras presentaciones han sido de utilidad desde hace mucho tiempo en el tratamiento de distintos padecimientos como el glaucoma, la artritis y la esclerosis. Así es que su uso medicinal es similar al de muchas otras plantas, como la sábila o la mejorana, y no se ha tenido que demostrar científicamente su eficacia para “despenalizarlas” o no prohibirlas. La única diferencia es que una parte de la mariguana tiene capacidad psicoactiva.

Ya es tiempo de que el Estado mexicano, específicamente el Congreso de la Unión, revise a fondo el tema de la fallida guerra contra las drogas y se tome en serio la posibilidad de permitir y regular adecuadamente el uso medicinal de, al menos, la planta de la mariguana (cannabis sativa), como primer paso para la plena despenalización del consumo y, por tanto, producción y comercio de drogas psicoactivas, en un marco regulado por una ley. Lo que debería suceder como resultado de una despenalización programada, es un modelo de control, registro, regulación y supervisión de la producción, venta y monitoreo de consumo. Sólo así es posible estudiar con detenimiento los efectos reales de esta planta y comprobar o no, de una vez, sus posibilidades medicinales, así como indagar pertinentemente sobre los efectos dañinos en el consumo habitual en dosis altas.

De este modo, es tiempo de que en México se debata abiertamente con madurez y objetividad sobre la despenalización de las drogas psicoactivas, comenzando con la mariguana. Aunque es la más consumida entre las drogas ilícitas, no tenemos un grave problema de adicción a la mariguana, según la Encuesta nacional de “adicciones” de CONADIC (que no es propiamente sobre adicciones, sino de promedios y tendencias de consumo general en la sociedad). Por lo demás, se ha repetido hasta el cansancio que el problema mayor de la prohibición legal de las drogas psicoactivas, con excepción del alcohol, es el mercado negro y el tráfico ilegal que promueven, así como la violencia desatada del crimen organizado en esta “guerra contra las drogas”, pero no el producto en sí mismo, que como en el caso de la mariguana, si se despenalizara, podría ser bien regulada en su producción y venta mediante un esquema de comercio legal, así como de supervisión y monitoreo de venta y consumo, con lotes identificables de cada producción, para rastrear los problemas que ocasione a los consumidores.

  • Jorge E. Linares Salgado, Programa Universitario de Bioética UNAM (@bioeticaunam)

Fuente: http://www.animalpolitico.com/blogueros-una-vida-examinada-reflexiones-bioeticas/2015/09/30/el-uso-medicinal-de-la-mariguana-un-via-crucis-legal-en-mexico/

El Instituto Nacional del Cáncer de EEUU por fin reconoce que la cannabis mata células cancerígenas

Si bien, cuando se menciona a la planta de la cannabis (también conocida como mariguana) es para satanizarla, en un movimiento inesperado, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, parte del Departameto de la Salud de aquél país; dio a conocer una lista de los beneficios de consumir la polémica «hierba».

En un listado liberado en su página oficial mencionan que, ya sea fumada, comida, masticada o bebida como té; la planta tiene efectos positivos en lo que se refiere al tratamiento del cáncer; pues previene el crecimiento de los vasos sanguineos que a la postre se convertirán en tumores, además de matar a las células malignas; cosa que fue demostrada en pruebas con ratones, mismos que mejoraron después de ser expuestos a la cannabis.

Dado lo anterior, también se reveló que la FDA aprobó dos medicamentos, que ya pueden ser adquiridos por los estadounidenses, para el tratamiento de la enfermedad que contienen extracto de la hierba entre sus ingredientes. Además de ayudar a los pacientes de cáncer, la mariguana también sirve como desinflamatorio, antiviral y ayuda a evitar los espasmos causados por la esclerosis.

Fuente: SDP Noticias- http://www.sdpnoticias.com/geek/2015/08/20/confirmado-la-cannabis-mata-las-celulas-cancerigenas

Fuente original: Metro- http://metro.co.uk/2015/08/20/america-just-admitted-that-cannabis-does-kill-cancer-cells-5351845/

La mata que alivia

(Colombia)

Bien grande es la mancha que ha puesto la prohibición de las drogas, y la consecuente guerra contra su consumo, a nivel mundial: generaciones y generaciones de individuos, los unos experimentando irresponsablemente con ellas, los otros criticando su existencia de manera desinformada.

La prohibición irrestricta en el consumo de una sustancia lleva a dos problemas principales: a los efectos secundarios en los consumidores, acaso más devastadores que los directos (el sida en las agujas de heroína, la cocaína de baja calidad que afecta más la salud, etc.), y el vacío institucional en el Estado a la hora de tratar los problemas de salud: tapar a todos los consumidores con la misma cobija, sin dejar un espacio importante a los matices más útiles: el consumidor problemático, el ocasional, el frecuente, el experimental.

Esos dos huecos en la información son los que trata de subsanar (con todas las limitaciones del caso) el uso terapéutico de la marihuana, algo sobre lo que hemos dado vueltas desde hace poco más de una década y que aún no ha podido ver la luz legal. No la constitucional (cosa importante), que sí: hace falta leer el artículo 49 de la Constitución para darse cuenta de que “el porte y el consumo de sustancias estupefacientes o sicotrópicas está prohibido, salvo prescripción médica”.

Léase bien la excepción que provee la norma constitucional. Ese es el boquete por el cual puede hacerse una política progresiva del uso del cannabis en el ámbito médico: para tratar a los pacientes con cáncer, para aliviar las dolencias de los que padecen artritis… No se trata de que fumen marihuana en la calle, al lado de los niños que juegan en el parque, no. Por favor no nos vayamos a los reduccionismos absurdos a la hora de criticar la medida.

Ya lo dijo el ministro de Salud, Alejandro Gaviria: “En muchos aspectos, fumar marihuana es más seguro que consumir alcohol (…) esta no es una opinión del ministro sino una evidencia científica después de estudios exhaustivos (…) Existen productos que se comercializan basados en el cannabis. Si uno mira para qué se utiliza, encuentra una diversidad muy grande y la evidencia es heterogénea”. Tremendo apoyo a la propuesta del senador Galán.

En medio de todo este paquete de noticias que lucen positivas, sin embargo, hay que tener mucho cuidado. Ley regula Constitución y decreto regula ley, según se enseña en las facultades de derecho en Colombia. Y a esa hora, cuando ya se piensa en las regulaciones específicas, cuando se tocan las fibras más finas de los comportamientos sociales, es cuando la improvisación se castiga más duro. Bien claro deben tener los actores involucrados cómo se aplicaría esta ley en la práctica: los medicamentos, y sus usos, y sus ventas, y sus prescripciones.

Enhorabuena, también, el debate que se armará en el Congreso de la República. Ahí sabremos con certeza cómo se divide la opinión al respecto. Y de ahí, si se hace de manera provechosa, saldrá una ley precisa. Bien sabemos que quien insistió en la existencia de ese inciso constitucional completo, que incluye medidas administrativas para tratar a los “adictos” o “uconsentimientos informados” por parte de ellos, fue el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe. El debate, entonces, fcomprenderá las dos caras de la moneda. Bienvenido sea.

FUENTE: http://www.elespectador.com/opinion/editorial/mata-alivia-articulo-524077